¿Alguna vez han tenido la duda sobre cuántas personas en México tienen acceso a la televisión, el radio, internet y las redes sociales? Parecería una pregunta de lo cotidiano dado que vivimos en una sociedad que se encuentra cada vez más y más expuesta a los medios de comunicación masiva, además del acceso a una comunicación más globalizada e incluso en tiempo real.
Herramientas como el radio, la televisión, las redes sociales, los medios en papel, o la comunicación telefónica han propiciado la inmediatez al momento de compartir mensajes a la población. Las legislaciones en esta materia están también a la orden del día y es que nadie imaginó el alcance que estos medios llegarían a tener con el avance de la tecnología y la implementación del internet como un derecho universal. Por ejemplo, en México aproximadamente el 72 % de la población tiene acceso al menos a un televisor en sus hogares, siendo a través de ellos que hacen uso de los canales de TV abierta.
Los estados democráticos se conforman en torno a un ideal de libertad. El consenso y la pluralidad es base fundamental para la democracia, sin embargo, los medios de comunicación están cambiando la forma en que creemos ser libres.
Por su parte, el crecimiento de las emisiones de radio a nivel nacional creció un justo por encima del 21 % entre los años de 2014 y 2018, de lo cual se infiere que más población tuvo acceso a una señal para mantenerse informado. El radio, pese a la opinión de muchos, no ha pasado a ser un medio obsoleto para comunicar.
Las redes sociales cuentan una historia de crecimiento exponencial que ha ido de la mano con la historia del internet. En nuestro país 66 % de la población cuenta con acceso al servicio de internet, de este porcentaje obtenemos que más de la mitad utilizan las redes sociales y los canales de comunicación audiovisual incluso por encima de las 8 horas diarias.
Es innegable que vivimos en una era en la que los medios de comunicación masiva hacen más que comunicar. Su mote de ser el cuarto poder en la vida social y política de los países lo tienen más que ganado; su influencia va más allá que la simple entrega de la información, crean mensajes y los difunden logrando con ellos miles de millones de seguidores o portadores de las ideas que por estos conductos se transmiten. Entonces, ¿qué tan beneficiosas son estos medios de comunicación para el terreno de lo democrático en un país como el nuestro?
Dado que uno de los pilares que sostienen al sistema democrático es la información y el acceso a ella, se requiere que las bases que sustentan a este pilar sean tan sólidas como claras. No se trata de llevar únicamente un mensaje para fomentar el voto; es requisito para nuestro gobierno llevarlo a la mayor cantidad de gente, así como con un mensaje que permee respecto de las políticas públicas, los partidos, las instituciones, los actores políticos, además de la importancia de la participación y de la ejecución de los derechos políticos que nos son otorgados por nuestra Constitución.
Es definitivo que el alcance es mucho pero el beneficio es complicado medirlo porque todos solemos mirar el tema desde el cristal que mejor nos parece. Si se estudian fríamente los números alcanzaremos a notar que el alcance que los mensajes tienen es altísimo. Llegar a un 70 % de la población en México representa un logro enorme, si el mensaje difundido es el adecuado, no cabe duda de que se pueden lograr grandes cambios.
El sistema de comunicación en la democracia atraviesa por tres secciones fundamentales. La primera tiene que ver con la libertad de expresión; en un sistema democrático es imperativo que la sociedad pueda participar expresando su opinión y ejerza su derecho a alzar la voz en medida que los temas sociales lo requieran. La segunda nace y se desarrolla desde el seno del derecho a la información que nos es garantizado por nuestros derechos, es a partir esto que podemos tomar decisiones más consientes y fundamentadas respecto de la vida pública y política en nuestras comunidades. La tercera de las fases tiene que ver con la formación de la opinión pública, el mayor de los terrenos en el campo de los medios de comunicación. Se tiene que ser reiterativo en que el trabajo principal de los medios de comunicación es el de formar ideas e ideales alrededor de ciertos mensajes o estructuras entregados que le son entregados a la sociedad.
Entre las problemáticas principales se encuentran que, al igual que cualquier otra empresa, la labor de ventas es primordial. En un terreno poco legislado o en el que se tiene poco conocimiento de la materia, se crean ambientes de corrupción, malos manejos y de un fallo en la ética de los mensajes difundidos. En México, por ejemplos, múltiples han sido los escándalos alrededor de compañías compradas por políticos, gobiernos o instituciones para la personalización y difusión de mensajes con estandarte personal.
Respecto del gobierno y la administración pública, nace otro problema. El de la censura y la limitación en la presentación de mensajes. La crítica y las preguntas forman parte natural del ejercicio periodístico y, se han hecho evidentes los múltiples intentos de las administraciones públicas por limitar el ejercicio de los comunicadores de llevar a la población información que destape su operar o bien, que ponga en riesgo la figura del gobierno. Se ha censurado, en países como nuestro vecino EE. UU., a figuras que se oponen a las estrategias del gobierno y no se encuadran con lo que éste considera que se debe difundir.
Sin duda el exponencial crecimiento de las redes pone en jaque a las legislaciones y el gobierno pues no se puede limitar ni controlar la información, pero algo se tiene que hacer al respecto cuando esta se encuentra en el borde de lo poco ético o incluso, violenta las garantías de un tercero. Se deberán poner en la mesa muchos más temas que regulen el flujo y la dinámica con la que se mueve la información en nuestro país.
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En México, alrededor de 32.2 millones de hogares cuentan con al menos un televisor, lo cual representa 92.9 % del total en el país.